En medio de amigas casadas y trabajolicas me encuentro pensando seriamente que yo nací para ser dueña de casa, me gusta serlo y mi casa es mi orgullo, porque la casa es mía, cada año la re-decoro, voy cambiando cosas feas por bonitas, cambio de estilo y me preocupo de que siempre sea un lugar agradable para quien venga a estar conmigo. Es así que mis amigos siempre quieren venir, siempre el carrete es acá.
Yo vendría siendo una especie de Bree Van de Kamp, de las Desperate Housewives, siempre preparada para todo, siempre buscando la perfección y haciendo todo lo que mis manos me permitan, siendo amable con los vecinos nuevos y ofreciendo algún muffin o galletas a quien venga, soy atenta con comida, es así como tenemos un periodista de un diario que viene por lo menos 2 veces al año a tomar fotografías desde nuestro balcón-terraza, además de la bonita vista que hay, hace hincapié en lo rico y bien atendido que se siente, creemos que viene solo a eso en verdad.
Creo que simplemente no nací para trabajar como el resto de las personas, porque no puedo decir que no trabajo, tal vez trabajo mas que alguien que pasa sentado all day en un escritorio, en un futuro sería feliz de tener mi propia bakery, pero eso lo dejo para mis futuros proyectos.
Mi proyecto cercano es arreglar mi cocina, quiero colores cálidos y espacios donde guardar mis próximas compras, me estoy preparando de a poco, casi como juego comprando insumos para hacer cosas ricas, con eso me engaño, así no me asusto.
También quiero arreglar un espacio que en los próximos días quedará desocupado, lo quiero en blanco, casi como una vitrina para poner todas las manualidades que hago, me hace falta un lugar para eso.
Vamos, que los sueños se hacen realidad mas rápido de lo que imaginas.
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